jueves, 4 de marzo de 2010




Zafarrancho

Hacía falta una limpieza a fondo. Compró todo lo necesario para ponerse a ello. Se subió a la escalera y despejó los altillos, quitó las alfombras, vació la nevera, arregló los cajones, ordenó los estantes, espulgó entre los papeles viejos, rompió las revistas guarras; tiró los libros no leídos, los trastos olvidados en el balcón y la ropa fuera de temporada. Cuando volvió de sacar la basura, dio un repaso rápido a la casa. En el cajón de los amigos no quedaba nadie, pero olía como nunca a limpio.