jueves, 7 de enero de 2010




Melchor, Gaspar, Baltasar y...



No me queda más remedio que defender la causa perdida del cuarto Rey mago que, un adelantado a su tiempo, ya por entonces empezó a decir NO a los NOES. Por el camino se paraba a dar SÍES a todo y todos cuantos se le cruzaban, mientras sus tres colegas continuaban camino tras la estrella sin detenerse. Él, claro, perdió la estrella de vista, se salió de la ruta y no llegó nunca a adorar al niño. Nadie ha vuelto a hablar de él, nadie le conoce, nadie le espera, por lo que, aprovechando su anonimato, el cuarto Rey mago ha terminado haciéndose constructor y vendiendo parcelas de mundo en excelentes calidades, y en primera línea de la irrealidad.