domingo, 14 de junio de 2009




VOCES: Göran Tungströn
Siempre era como volver a la sede misma de las palabras, porque para Aron las cosas habían estado cerradas, y el mundo había sido hostil hasta que conoció a Solveig. Su encuentro había sido como cuando dos personas están hechas la una para la otra. Y enseguida empezó a ver cómo Solveig iba abriendo las cosas, una tras otra, mostrando sus riquezas relucientes de significados. Fue así como entró en el mundo de las palabras.

El Oratorio de Navidad