VOCES: Thomas Bernhard
No sé si era mi exterior, mi interior, que se expresaban donde podía verse, la irradiación de mis pensamientos, de mi misión, que se preparaba enérgicamente dentro de mí..., pero nadie se sentó a mi lado, aunque, con el paso del tiempo, todo asiento se volvía precioso.
Es un paisaje que, por ser de tal fealdad, tiene carácter, más que los paisajes bellos, que no tienen ningún carácter.
Helada, de Thomas Bernhard
Helada me has dejado con estos dos extractos. Tendrá que pasar un tiempo a ver si los digiero. Sobre todo el primero. ¿Qué demonios nos quiere decir? Mis dos neuronas no me dan para más. Seguro que tú lo has pillado.
ResponderEliminarBueno, es lo que siente el personaje mientras se va adentrando en tren en un valle muy aislado para acceder a una aldea recóndita en la que se ha refugiado otro personaje al que va buscar por encargo de la familia, y donde debido a la endogamia la gente es rara, con rasgos deformes y actitudes inquietantes. Toda la novela es inquietante y muy densa, y da frío.
ResponderEliminarJosplás, ahora sí y ahora sí que me dejas petrificada. Brutal. Tendré que echarle un ojo y abrigarme bien.
ResponderEliminarMuy a menudo en las novelas de Bernhard el frío se hace protagonista. Y sin embargo no me veo leyéndolas en verano, demasiada desnudez.
ResponderEliminar